Unida inseparablemente a la fiesta de Santa Quiteria, existe en el barrio de San Gil una importante tradición oral que pasa de padres a hijos de generación en generación. Una tradición oral que presenta una base fija ya establecida, son las loas, gozos, canciones, coplillas y vivas.
+ Loas
- Loas
Se pueden distinguir cinco tipos de loas: loa sacramental, se representaba antes de los autos y de contenido alegórico y teológico; loa religiosa; loa para fiestas reales; loa de encargo para fiestas de carácter familiar y loa de presentación de compañías.
Las loas que conserva y representa el barrio de San Gil son de tipo religioso y tienen como centro la alabanza de su patrona, Santa Quiteria. Estas composiciones, han ido transformándose a lo largo del tiempo, desapareciendo unas y apareciendo otras nuevas que se adaptaban en cada caso al momento en que fueron escritas.
Estas obras, se transmitían de padres a hijos a través de hojas manuscritas, a diferencia de los gozos que, casi siempre, eran impresos. Esto supone que a lo largo de los años se ha perdido una buena parte de estas composiciones más antiguas, perviviendo, no obstante en la actualidad diez de ellas. Son las loas de Las nueve Hermanas, Los Volantes, Las Cautivas, La Lila, Los Saludadores, Los Valencianos, Los Niños de Escuela, Las Aldeanas, Los pastores, y Las Gitanillas.
* ANÁLISIS Y ESTUDIO DE LAS LOAS
+ Loa de los Saludadores
- Loa de los Saludadores
La función principal de una loa es su pragmatismo, esto es, su representación dramática y, en consecuencia, su contenido, ha de ser práctico, debe servir para algo, algo, que casi siempre es la transmisión de mensajes didácticos, bien sea de tipo moral, ético, religioso o, como en el caso que vamos a ver, de salud pública.
Entre las características más importantes, que podemos reconocer claramente en nuestro corpus de loas, pueden destacarse la brevedad, la comunicación directa, el ya citado pragmatismo, en algunos casos la comicidad y todo ello con un lenguaje sencillo, directo, popular, a veces hasta vulgar, típicos de la narrativa oral en la que tiene su origen. Al fin y al cabo se trata de establecer una comunicación entre el público y los actores de la loa y ésta no podría ser de otra manera ya que si no fuera así el mensaje sería ininteligible para los que escuchan.
La Loa de los Saludadores es una de las obras de este tipo conservadas hasta hoy en el barrio de San Gil. Se compone de 223 versos que declaman tres personajes: el alcalde, el saludador primero y el saludador segundo, aunque en la representación están presentes un total de nueve participantes (el alcalde y ocho saludadores). Su desarrollo, presenta una sencilla estructura elemental en la que pueden diferenciarse tres partes: En la primera (con seriedad y sin ninguna concesión a la broma) se hace la presentación de los actores que intervienen (primero el alcalde y después los saludadores); en la segunda, se desarrolla la farsa o parodia para concluir en la tercera con la declamación, por todos asistentes (actores y público) de los vítores a Santa Quiteria y al barrio de San Gil.
Santa Quiteria en una aleluya de santos. Barcelona finales del siglo XIX
Su argumento es simple. Un grupo de saludadores llegan al barrio en los días de la fiesta de su patrona, Santa Quiteria. Se presentan ante el alcalde, somos saludadores / que Dios nos ha dispensado / la gracia para curar / del mal de la rabia el contagio (…) la gracia de nuestro soplo / solamente hace milagros (…) los animales amarrados / nos presentan, y de un soplo / se vuelven corderos mansos … quien, tras sus reflexiones iniciales sobre el peso y los sin sabores del cargo y escuchar la larga disertación de los saludadores les pide los pases y pasaportes / que están bien autorizados / además el ramo de industria / en la que estáis ocupados ya que dice, jugando con el doble sentido de las palabras, pues si decís que sopláis / también sopláis los cuartos acreditando si es preciso / que tengáis ya pagada / la matrícula o subsidio. Ante la respuesta negativa del primer saludador Pasaporte no traemos / matrícula no pagamos / ni por tales documentos / nadie nos ha preguntado se inicia una pequeña disputa que va subiendo de tono y en la que interviene un segundo saludador quien, en forma de chufla, dice que el alcalde rabia (en este caso se juega con el doble sentido de la palabra rabia (enfermedad de transmisión animal) por rabia (actitud más o menos violenta ante una situación); este equívoco es la anécdota que da pie a los saludadores para proyectar sobre el pobre alcalde sus artes de curanderismo. El alcalde duda y se pregunta si será verdad que está rabioso y accede a ser saludado, o soplado, llevándose a cabo, a continuación su característico ritual, de rodillas ante la cruz. Tras el último juramento del alcalde el saludador remata su ritual con el soplo característico Pues viéndose tan contrito / y creyendo los misterios / trabaros (¿) este soplito aunque la parodia continúa aún con la pregunta del segundo saludador: ¿Hola amiguito! ¿Qué tal / ha sentado la medicina? El alcalde da gracias por la cura y comienza la alabanza a Santa Quiteria que culmina con los vítores de todos a la santa.
Como puede verse, se trata de la representación de una parodia que proyecta su burla en una doble dirección, por un lado, hacia la figura de la autoridad: el alcalde, sobre el que se realiza el ritual de curanderismo, y por otro, el principal, hacia el propio oficio de los saludadores poniéndolos en evidencia y tratándoles como unos simples embaucadores.
En consecuencia, el mensaje didáctico derivado de esta parodia y transmitido al público del barrio es claro: no hay que dejarse embaucar por los saludadores y prevenirse contra ellos.
Pero, ¿quiénes eran y a qué se dedicaban los saludadores?
Etimológicamente, la palabra saludador proviene del latín salutator – oris : aquel que restaura la salud. Y en eso consistía su oficio: sanar, supuestamente, a los afectados por la enfermedad de la rabia o hidrofobia, ya fueran personas o animales, empleando para ello su aliento y su saliva, como bien indican los saludadores de nuestra loa. Santa Quiteria es, desde tiempos muy antiguos, la abogada contra la rabia y en consecuencia, estos peculiares personajes estaban estrechamente vinculados a ella y a Santa Catalina.
Representación de Santa Quiteria en un pliego de cordel del siglo XIX
Este don especial para curar la rabia lo adquirían por poseer alguna característica tan peregrina como ser el séptimo hijo, varón o hembra de un matrimonio si sus hermanos anteriores fueran del mismo sexo; haber nacido en Jueves Santo, Viernes Santo, Nochebuena o el día de la Encarnación; haber llorado en el vientre de su madre y que esta lo hubiese oído, pero no lo hubiera revelado a nadie antes de su nacimiento ser el mayor de dos hermanos gemelos, entre otras muchas de esta misma índole.
Además de creerse poseedores de la virtud de curar con su aliento y saliva también lo eran de resistir impunemente la acción del fuego sobre su cuerpo. Para poder ejercer su oficio, los saludadores debían ser examinados por los obispos en sus diócesis, el Tribunal dela Inquisición, o las autoridades municipales, quienes les proporcionaban una licencia (su presencia en cualquier lugar ejerciendo sin la licencia podía dar lugar a la excomunión o al pago de una fuerte multa),
Algunos de ellos fueron condenados por la Inquisición por carecer de licencia o tenerla falsificada y otros, que empleaban en sus ceremonias oraciones cristianas, presignaciones, estampas religiosas, etc., fueron perseguidos y castigados por dedicarse también a la hechicería, como sucedió en Aragón.
Los saludadores estuvieron, en general, socialmente bien considerados y muchos de ellos gozaron de gran prestigio por su gracia para curar la rabia como Catalina de Cardona, famosa saludadora al servicio de Felipe II y de las personas de la nobleza.
De su existencia por toda la geografía española se tiene constancia, al menos, desde finales del siglo XV, manteniéndose vigentes durante siglos como un peculiar oficio, aceptado, reconocido hasta mediados del siglo XVIII cuando se les prohibió ejercer sus actividades dada la gran cantidad de farsantes y pícaros que había entre ellos y, fundamentalmente, a partir de mediados del XIX con el descubrimiento del virus rábico por Pasteur; pese a ello, la actividad de los saludadores se prologaría hasta bien entrado el siglo XX, como quedaba reflejado en las denuncias que contra ellos y otros curanderos publicaban en 1907 la prensa de varias provincias (Soria, Madrid, Burgos).
Antiguo grabado de Santa Quiteria incluido en una novena a la Santa publicada en Soria en 1902
No hay duda de que entre los saludadores hubo muchos embaucadores y farsantes, pero también otros que supieron curar la rabia y otras enfermedades relacionadas, sobre todo los que además de soplar y untar con su saliva, emplearon el alcohol, el vino o ciertas hierbas para limpiar y desinfectar las heridas.
Como una pervivencia hasta tiempos muy recientes de este saber popular estuvo en el barrio la TIA ANITA que vivió en la calle del Ranero hasta su muerte, a principios de los años sesenta, y tenía la facultad de curar “el aire” y el “mal de asiento” .Para el primero, no hacía falta ni que estuviera el enfermo, bastaba con llevarla unos cabellos; ella procedía a realizar “el rezo”, o como se decía “rezaba” y a continuación echaba unas gotas de aceite en una taza u otro recipiente, si estas se extendían era que “tenía aire” y sino que no lo tenía, mientras realizaba cruces en el aire con su mano sobre ella. Para el mal de asiento sobaba la tripa del enfermo echándole un fuerte soplido de aire con anís mientras le rezaba. La tía Anita era muy conocida y apreciada por todos los vecinos y a ella acudían para aliviar sus males, incluso gentes de los pueblos cercanos.
En cuanto a la cronología de esta obra, todo parece indicarnos que no podría remontarse más allá de mediados del siglo XVIII cuando queda prohibida la actividad de los saludadores y se comienza a prevenir al pueblo contra ellos, siendo, posiblemente, en este contexto en que se escribiera esta loa para los vecinos del barrio. Por lo que se refiere a su autoría, quizá habría que pensar, de nuevo, en algún clérigo optense de los encargados de velar en el antiguo régimen por la moral, las buenas costumbres y la instrucción, aunque también me gustaría pensar en que pudo ser compuesta por algún ilustrado que al albur de las nuevas ideas dela Ilustración, poniendo la razón sobre la superstición y superchería, tratara de imbuir estas ideas en las gentes del barrio.
+ Loa de los Pastores
- Loa de los Pastores
Entre las distintas manifestaciones religiosas que a lo largo del tiempo los vecinos del barrio de San Gil han ido elaborando y recreando para sus festividades dedicadas a Santa Quiteria se encuentra la Loa de los pastores, una composición poética que, creada, muy posiblemente a finales del siglo XIX, responde en su estructura y morfología a los cánones característicos presentes en este tipo de obras y cuyo fin es, en muchos de los casos, la exaltación y alabanza de los santos/as objeto de veneración
Primera página de la Loa de los pastores escrita a máquina a mediados del siglo pasado
La inclusión de esta loa en el repertorio festivo quiterio no es casual, como casi nunca sucede en las creaciones populares, sino que debió deberse a la presencia en el barrio de un significativo número de habitantes cuya ocupación fundamental era la pastoril: mayorales, pastores, zagales y rochanos, como así se recoge, genéricamente, en la propia loa: “en esta ciudad / donde hay tantos ganaderos…”
Un hecho que se pone de manifiesto al consultar los padrones optenses de los años 1895, 1898 y 1909 en los que los vecinos clasificados profesionalmente como pastores, sin mayor precisión sobre su situación (propietarios o ganaderos) ni su cualificación (mayoral, pastor, rochano, etc.) fueron 39, que vivieron en las calles del Olmillo, Santa Ana, La Cruz, el Ranero, Zacatín, el Pozo de Nieve, la Solana y las Monjas y cuyas edades oscilaban entre los 77, 73 y 71 años de los mayores, y los 9, 10, y 12 en los menores, casi todos ellos nacidos en Huete y algunos otros procedentes de Loranca, Vellisca, Verdelpino o Bonilla que llevaban en la ciudad entre 20 y 40 años.
Y si la loa, al menos en su aspecto literal, no parece surgida directamente en este grupo ya que, como también se indica en los padrones consultados y era habitual en gran parte la sociedad española del siglo XIX, ninguno de ellos sabía leer ni escribir, sí debió existir una base de tradición oral, o quizá una loa anterior perdida, que pudo servir de base para que otro vecino, este sí letrado y muy buen conocedor del trabajo pastoril, la compusiera o adaptara de manera que con ella los pastores y familias se hacían presentes en la fiesta del barrio a través de un elemento propio y particular, la loa, participando así en las celebraciones con sus convecinos mediante las danzas y recitaciones, como le dice un rochano a otro:
dancemos también con otros?
porque me ha dicho mi tía
que treinta años hace ya
que danzan los pastores
y al barrio gran alegría
causaban nuestros primeros.
Dicho hecho y no fue antes
y aquí tiene usté a estos mozos
vestidos de danzantes.
Este primer grupo de versos ya incluye en su contenido tres hechos significativos, el primero, la participación explícita de los pastores en las danzas realizadas en honor a Santa Quitera (“… los pastores hacen danza / en obsequio y alabanza / de su patrona querida / la Virgen Mártir Quiteria…”), una participación que, al menos, se retrotrae a treinta años antes (ya que, según la tía de uno de ellos, y aunque no hay referencia al año, señala: hace ya treinta años que danzan los pastores) y el tercero los vestidos de danzantes, unos vestidos en los que, como les responde el mayoral, ya están empaquetados (tienen puestos ya) y que el propio rochano se encarga de describir en su respuesta donde dice como sus novias les habían engalanado con cintas de colores y con muchos relicarios en los sombreros y flores (“…esta mañana las novias / con cintas de mil colores / y con muchos relicarios / en los sombreros y flores…”).
En la loa intervendrán nueve personajes: el mayoral, el zagal, el rochano y seis danzantes. Desde un punto puramente estructural, esto supone que la obra está compuesta por una parte recitativa o declamativa en forma de diálogo que se establece entre los tres primeros personajes
Representación en la puerta de la ermita de San Gil de la Loa de los pastores en 2004 a la salida de la procesión. En primer plano, Mario González Serrano y Moisés Rodríguez Serrano. (Foto de Marcelino Gómez)
y la danza que ejecutarán los danzantes que forman parte del grupo, en la primera de las cuales, junto a los muy abundantes versos de alabanza a la Santa propiamente dichos, se intercalan otros a través de los cuales se expresan diversos aspectos de esta actividad pastoril, usos y costumbres, lugares e incluso parte de su vocabulario específico, de los que se recogen a algunos de ellos.
Como las circunstancias y penalidades cotidianas que rodean la vida pastoril que van a verse perfectamente reflejadas en los versos de la loa y así, por ejemplo, se describe el repertorio de enfermedades o lesiones que padecen las ovejas … unas veces que se tuercen (se rompen una o más patas) / otras que le da bacera (enfermedad de los ganados vacuno, lanar y cabrío con profundas alteraciones en el bazo) / reses modorras (aturdimiento del ganado lanar por parásitos en él cerebro) y roñás (con sarna de las ovejas)…y los remedios para su curación: …y vengan tarros de miera (la miera era un aceite medicinal obtenido de las bayas y ramas del enebro usado como depurativo o para curar la roña del ganado) para concluir que, al final “las pocas que se salvan las diezman los lobos” o simplemente se mueren, con otro dato interesante en este último verso: la presencia y pervivencia en aquellos años de lobos en el término optense.
En otros casos, es el empleo de palabras peculiares y propias de los pastores o del oficio como… pero apenas mayo llega / se lleva el diablo la empega (señal o marca que se hace con pez al ganado lanar) / las cedras (alforjas de pellejo en las que los pastores llevan el avío) y el acertero (objeto situado a distancia para ejercitarse en el tiro) / el zaque (cuero en que se saca agua de los pozos) y el cucharero (listón para colocar las cucharas) / las ovejas y el vacío (dicho de la hembra del ganado que no está preñada) / y el atajo de cabrio (con la palabra atajo se refiere al rebaño de cabras perteneciente a un solo propietario) / y hasta el abandona el hato (porción de ganado mayor o menor y también: Ropa y otros objetos que alguien tiene para el uso preciso y ordinario)…
Nombres con referencias topográficas conocidos por todos del término de Huete: Hontanares (lugar en que nacen fuentes o manantiales), Las Mares, Peñahorá o la Veguilla, lugares de pastoreo o donde se iba a dar de mano (beber) a las ovejas (…porque pasamos un rato / lo mismo que en los Hontanares / que en el huerto de las Mares / la Peñahorá o la Veguilla…)
La movilidad de los pastores era más que considerable, aunque no de traslados tanshumantes que no hacían (aunque por aquí pasaba una de las cañadas más importantes de la Mesta), sino siempre dentro de los límites del término y sus “maravadies” de pasto y muy excepcionalmente se salía de él, salvo si era, como el caso que refiere el rochano, para ir a la Sierra (de Cuenca) a por ganado, una salida que no esperaba hacer hasta que fuera soldado, es decir hasta su incorporación a quintas ya que este momento era, habitualmente, la primera y a veces única salida, que muchos de los vecinos del barrio y de la ciudad, hacían en toda su vida.
La vinculación simbólica de los pastores con la divinidad se ve recogida en numerosos versos de la loa, y así se dice: En lo antiguo los pastores / con los ángeles hablaban / y aparecida la Virgen / a muchos se presentaba o, más adelante, cuando se identifica al pastor con Jesús al decir el mayoral: Jesús buen pastor exhorta / y conforma con su ejemplo / que si se perdió una oveja / la busquemos al momento. Esta última referencia también con un claro sentido didáctico y destino muy concreto, los rochanos y zagales, tal como también éste intenta hacerles comprender, ya que todos los vecinos del barrio pueden divertirse …aunque no sean señores, / propietarios y colonos / menestrales, labradores / los artistas y artesanos todos se dan de la mano / y suspenden sus trabajos / tareas y ocupaciones / para obsequiar a Santa Quiteria / mientras duran sus funciones… pero los pastores nunca pueden hacerlo porque todos los días del año tienen que atender a su rebaño ya que sino ¿quién guía el ganado? Esta loa, como las demás, merecen un profundo y amplio estudio, todavía por hacer, que nos ayude a comprender un poco más la base radical de los usos y costumbres de nuestro barrio que, en definitiva, nos llevará a conocernos un poco más a todos a través de la propia y común historia compartida.
+ Gozos
- Gozos
El contenido de estos himnos es casi siempre laudatorio y rogativo. Las alabanzas a la advocación titular del himno ocupan por lo general la mayor parte del texto y en ellas el elemento hagiográfico juega siempre un papel relevante. El carácter rogativo se manifiesta en las estrofas finales de la composición en las que se formulan ruegos tanto de tipo espiritual como terrenal, siendo en este último caso muy frecuentes las que hacen alusión a la salud corporal. Un gran número de estos himnos contienen asimismo referencias de tipo local relacionadas con el lugar donde se cantan.
La componente musical de los gozos es por regla general muy sencilla. La frase melódica es corta y se va repitiendo.
Los autores de estos himnos, pertenecientes generalmente al ámbito de la clerecía, los componen por propia iniciativa, o por encargo de las jerarquías eclesiásticas o de las hermandades religiosas.
Los gozos impresos más antiguos datan del siglo XVI. Por regla general se estampan en una hoja suelta en formato folio, generalmente a una tinta. La estampación es vertical y a una sola cara. En la parte superior de la hoja se halla la ilustración que hace referencia a la titularidad del himno. La parte central del folleto está ocupado por el texto distribuido en dos o tres columnas. La hoja contiene además diferentes elementos ornamentales tales como la orla, el corondel y los típicos motivos que flanquean la ilustración principal.
Los gozos son cantados sobre todo en los actos religiosos relacionados con la advocación a la que están dedicados (fiesta anual, novenas, petición de ayuda en casos de necesidad, etc.)
Patrona del barrio de San Gil de la ciudad de Huete.
Dios te hizo santa y sabia
Virgen mártir prodigiosa;
Líbranos del mal de rabia
Santa Quiteria gloriosa
Apenas a luz saliste, Cuando tu madre inhumana Con otras tus ocho hermanas Condenada a morir fuiste; Sila del decreto triste Os liberó generosa. Líbranos etc. Esta clemente partera Protector fue S. Abdon Cual malhechoras atadas Un ángel os libertó Con valor y con denuedo El mismo que te dio muerte Desde los montes viniste Por devoción y fervor Al joven, niño y anciano, |
Fue tu fe tan sublimada en medio del gentilismo, que venciste con heroísmo al verte ya amenazada de tu padre, y entregada A un tirano por esposa. Líbranos etc. Con tu esperanza alentaste Tu corazón abrasado De la religión el celo Con singular fortaleza La paciencia y sufrimiento La garganta más florida Del mal de rabia quisistes Del que amparas con égida Danos Quiteria consuelo |
+ Canciones
- Canciones
VIVA QUITERIA LA SANTA (Motete)
Viva Quiteria la Santa que al acero su garganta Virgen de grande virtud, Del mal de rabia abogada De vuestro cuerpo sagrado |
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LOA DE “LA LILA”
A babor, a estribor iza iza, Tempestades y borrascas, Navios y bergantines Estos marinos humildes Estos pobres navegantes Nuestro comercio por mar (Transcripción de la copia realizada por Pedro Martínez fechada en Huete a 19 de abril de 1.932) |
LOA DE “LOS LUSITANOS”
Vamos todos a porfía Todos estos lusitanos Vamos todos a porfía, etc. Puesto que estás en el cielo Vamos todos a porfía, etc. Es el único consuelo Vamos todos a porfía, etc. Con entusiasmo y fervor Vamos todos a porfía, etc. Eres hermosa Quiteria Vamos todos a porfía, etc. |
LOA DE “LOS NIÑOS DE ESCUELA”
Niños de la infancia, Eres ángel venturoso Los ángeles del cielo A los niños de la escuela (Transcripción de Pedro Martínez) |
LOA DE “LAS GITANILLAS”
Ahora padres monjinos, nos despedimos nos despedimos |
ENTRE LAS FLORES
Entre las flores de primavera Eres Quiteria virgen hermosa Eres Quiteria para este barrio |
LOA DE “LAS ALDEANAS”
Vamos todos a porfía Las aldeanas venimos De la Iberia sois brillante (Transcripción de Pedro Martínez) |
+ Coplillas
- Coplillas
Cuadro hecho a plumilla por Segundo Quintero en 1984
En galopeos y galopeillos son habitualmente cantadas coplillas reiterativas como las siguientes:
Corre, corre, que te pillo corre, corre que te mato, corre, corre, que te pillo, que te saco los zapatos. |
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Cuando yo era chiquitito mi abuela me enseñó a mí a decir ¡Viva Quiteria! la del barrio de San Gil. Corre, corre, que te pillo… |
Hermosa Santa Quiteria Una llueca tengo echá que me saque doce pollos y un gallo para cantar. Corre, corre, que te pillo… |
Hermosa Santa Quiteria la del barrio de San Gil danos agua para el caño y aceite para el candil. Corre, corre, que te pillo… |
Santa Quiteria bendita la del barrio de San Gil danos agua para que haya trigo y se llene el almudí. Corre, corre, que te pillo… |
Hermosa Santa Quiteria No te tienes que enfadar Aunque llueva y aunque nieve Te vamos a celebrar Corre, corre, que te pillo… |
A mí me gusta mi barrio Porque me gusta de oír Por las mañanas temprano Las campanas de san gil Corre, corre, que te pillo… |
En el reino de Aragón Celebran la “Pilarica” Y en el barrio de San Gil Santa Quiteria bendita. Corre, corre, que te pillo… |
San Isidro en Garcinarro San Blas en Mazarulleque La cruz de mayo en Vellisca Y Santa Quiteria en Huete Corre, corre, que te pillo… |
Al llegar a La Chopera Si ves una hermosa fiesta No tienes que preguntar, Celebran Santa Quiteria Corre, corre, que te pillo… |
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Alegraros muchachos que ya nos llega, el 22 de Mayo Santa Quiteria. Alegraros muchachos que ya ha llegado el 22 de Mayo ya se ha pasado. |
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Tres cosas tiene mi barrio Que no las tiene Madrid: Calle Nueva, la Chopera Y la ermita de San Gil. |
+ Vivas
- Vivas
Algunos de ellos son:
¡Viva el barrio de San Gil! ¡Viva el espejo de los quiterios! ¡Viva el lucero del alba! ¡Viva el manantial de alegría inagotable! ¡Viva el mantantial de agua pura! ¡Viva el orgullo de los quiterios! ¡Viva el orgullo del barrio de San Gil! ¡Viva el pétalo de rosa fina! ¡Viva el sol de nuestra Iberia! ¡Viva esa blanca azucena! ¡Viva esa blanca paloma! ¡Viva esa cara bonita! ¡Viva esa estrella brillante! ¡Viva esa flor que nunca se marchita! ¡Viva esa flor sin espinas! ¡Viva esa gran fortaleza! ¡Viva esa hermosa heroína! ¡Viva esa hermosa virtud! ¡Viva esa refulgente belleza! ¡Viva esa rosa de espinas! ¡Viva ese jardín florido! ¡Viva ese lirio de pureza! ¡Viva ese manantial de amor! ¡Viva ese pedazo de cielo! ¡Viva ese primoroso jazmin! ¡Viva la abogada de la hidrofobia! ¡Viva la abogada de la rabia! ¡Viva la angélica española! ¡Viva la dulce gallega! ¡Viva la esposa de Cristo! ¡Viva la esposa inmaculada! ¡Viva la estrella de la mañana! ¡Viva la flor de las flores! ¡Viva la guardesa de San Gil! ¡Viva la hermosura de la Pascua! ¡Viva la hermosura de los quiterios! ¡Viva la hermosura de San Gil! ¡Viva la hija de Calsia! ¡Viva la hija de Catelio! ¡Viva la iluminación del cielo! ¡Viva la ilusión de mi vida! ¡Viva la inocencia celestial! ¡Viva la maravilla de Dios! ¡Viva la mártir de Cristo! ¡Viva la mártir gloriosa! ¡Viva la mártir Quiteria! ¡Viva la mujer fuerte! ¡Viva la palma de la castidad! ¡Viva la paloma de San Gil! ¡Viva la princesa del barrio de San Gil! ¡Viva la pura doncella! ¡Viva la que predicó en los Montes de Toledo! ¡Viva la reina de la humildad! ¡Viva la reina de los ángeles! ¡Viva la reina de los quiterios! ¡Viva la reina del cielo! ¡Viva la rosa de Jericó! ¡Viva la rosa que nunca se marchita! ¡Viva la Santa que predicó en los montes de Toledo! ¡Viva la sin par Quiteria! ¡Viva la valerosa heroína! ¡Viva la vencedora española! ¡Viva la Virgen y Mártir! ¡Viva los quiterios ausentes! ¡Viva los quiterios de corazón! ¡Viva los quiterios difuntos! ¡Viva mi dulce gallega! ¡Viva mi quiteria amada! ¡Viva nuestra adorada Santa! ¡Viva nuestra alegría! ¡Viva nuestra fecunda caridad! ¡Viva nuestra ilusión! ¡Viva nuestra patrona! ¡Viva nuestra protectora constante! ¡Viva nuestra queridísima Santa! ¡Viva nuestra Santa! ¡Viva nuestra soberana augusta! ¡Viva nuestro barrio! ¡Viva Santa Quiteria! ¡Viva todos los quiterios! ¡Viva todos sus devotos! ¡Viva todos sus moradores! |